miércoles, 16 de marzo de 2011

Anónimo: "Lo reconozco, si veo El Barco es por Mario Casas"

No tiemblen, lectores. Puede que esto parezca el típico artículo sobre lo mal que está la televisión española y sobre que sólo encendemos la caja tonta para vislumbrar cuerpos de escándalo, lejos de lo que algún día estará a nuestro alcance. Sorprendentemente, pueden respirar tranquilos (aunque advierto que la contaminación de Madrid provoca, en ocasiones, arcadas y náuseas).
Recientemente, el periódico gratuito 20 Minutos publicó que en las series españolas se enseña más carne que tela. Les propongo un reto: encender la televisión un lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo cualquiera. En las series, telenovelas o películas episódicas, se aprovecha cualquier ocasión: si se viste, si se desviste, si se tira a la piscina, si está de buen ver, si es más feo que pegar a un padre, si está de fiesta, si está estudiando, si se ha hecho una herida, si ya se ha curado… Ya no hace falta el sexo para mostrar “nuestro interior”.

¿A qué podría deberse esto (aparte de para liderar la sangrienta guerra por la humilde e inocente audiencia)? Muchos opinan que se está asistiendo a un nuevo destape, a una carrera por mostrar a los demás países lo sinvergüenzas que somos, lo libres que nos sentimos y, cómo no, lo guapos que estamos en paños menores. Se trata de algo completamente diferente. No es un nuevo destape, es el mismo, que todavía no ha terminado. Tras las primeras películas de Almodóvar y grupos como La Quinta Marcha, que catapultó a la fama a Jesús Vázquez y Penélope Cruz, llega El Barco, Física o Química, Sin tetas no hay paraíso, Ángel o Demonio y Los protegidos. En resumen, series en las que la gente está de muy buen ver… pero que no son dignas de ver.
Al contrario de lo que opina la mayoría, no es del todo negativo este destape. Hemos pasado de no poder enseñar nada a tener que mostrar hasta lo más íntimo. ¡Adelante! Aprovechemos el momento. Conozco a los españoles: se acabarán aburriendo.

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