domingo, 20 de marzo de 2011

Gadafi: "No podréis derrotarnos"

De entrada, es necesario admitir que rozar este tema es, cuanto menos, delicado. No obstante, es vital poner en práctica el fin último de un blog: tener la absoluta libertad que ni siquiera existe en el siglo XXI para defender una opinión personal.
Últimamente, se ha publicado en los medios que la comunidad internacional ha decidido intervenir en la situación libia, pues el ambiente del país es, claramente, insostenible. Por supuesto, Gadafi no ha dudado en soltar la linda perla que da nombre a esta entrada. Sin embargo, Libia anunció un alto el fuego, lo cual puede ser extremadamente positivo o ridículamente negativo.

Ya lo dice el refrán “Piensa mal y acertarás”, y cuando se trata de un dictador dispuesto a masacrar a su pueblo con tal de seguir en el poder,  es preferible no pecar de ingenuidad. Es posible que Muamar el Gadafi haya creído oportuno rendirse ante la evidencia: las regiones del mundo que hace 20 años peleaban por una reunión con él, con tal de conseguir un pellizco de su petróleo, ahora se niegan a entablar una cordial conversación con el dictador. Igualmente, los artistas, cantantes y demás personajes del folclore han entrado en una dramática depresión tras conocer los horrores cometidos por el hombre que desembolsaba millones en sus fiestas, como si de caramelos se tratase. Sin embargo, llámenme malvada (aunque sería más correcto el término “previsora”), pero no me creo ni una mísera palabra de su sanguinaria boca.
Probablemente, la desconfianza de media España se deba a los antecedentes que se han vivido aquí con ETA. Tantas promesas, tanto diálogo, tantas negociaciones… ¿para qué? Muchos ciudadanos han trasladado el historial de la banda terrorista hasta el Noreste de África. Bien es verdad que existen una serie de condicionantes que no tenemos el placer de tener, en cuanto a la situación España-Euskadi. La más llamativa de todas, quizá, la incertidumbre que crea el apoyo internacional. La presión que supone el estar entre la espada y la pared, el no ser bienvenido en el exterior y el poder decadente en una dictadura frustrada por la población están dando sus frutos.
Todavía quedan batallas por ganar, perder y empatar en este simulacro de guerra, que podría terminar transformándose en una de verdad. ¿Cederá Gadafi? ¿Se rendirá la comunidad internacional? Sólo el tiempo lo dirá.