viernes, 11 de marzo de 2011

Aguirre: "Tengo una inmensa deuda de gratitud"

 Hace unos días, la presidenta de la Comunidad de Madrid anunciaba que era pertinente extirparle un tumor en la mama. Situación a la que se vez expuestas cientos de mujeres cada año, aunque, como en todo, siempre llama la atención que le ocurra a un personaje de relevancia internacional.

Las opiniones no tardaron en aflorar en las redes sociales en cuanto se hizo público su estado anímico. Sorprendentemente, no solo se le transmitían señales de ánimo: hay quien también se alegraba de que una mujer (porque fuera de la vida política es tan solo eso, una mujer, con los mismos problemas que las demás) sufriera un tumor en el pecho. Simplemente, indignante. Que en pleno siglo XXI existan seres tan anticuados como para celebrar una anomalía en la salud de Esparanza Aguirre (por mucho que se valore o critique su labor en la Comunidad).


Sin embargo, no es eso lo que alarma y demuestra una total desvergüenza española. Pongámonos, queridos lectores, en situación: se detecta desgraciadamente a una persona cualquiera un cáncer de mama, y se debe operar lo más pronto posible. Resulta curioso que la media de espera para una operación de este tipo sea de 2 meses (un escándalo inmundo, si se tiene en cuenta que España encabeza la lista de mejores sistemas sanitarios). Mientras esta mujer (reitero, se la debe tratar como mujer, no como politica) tardó apenas una semana en obtener un lujoso establecimiento para poder se intervenida y así volver al trabajo inmediatamente.

Pobre, en el fondo ella no tiene la culpa. El problema es de la sociedad, que, quién sabe cómo, ha llegado a la conclusión de que, debido a su tarea, debe recuperarse cuanto antes. ¿Acaso no es también vital que una pelquera vuelva a cortar la puntas ipso facto, para seguir engrosando su diminuto bolsillo, comparado con el de Aguirre?

Una verdadera pena. Mejor dicho: una verdadera alusión a cómo hoy en día siguen existiendo favoritismos en la sanidad, algo tan esencial para la vida. Por supuesto, no solo Esperanza, sino el resto de políticos, personas de "sangre azul" y demás famoseo se benefician de este envidiable privilegio. Reivindiquemos nuestra posición: la igualdad no sólo se refiere a hombres y mujeres, sino a PERSONAS.

Querida Esperanza, no me extraña que tengas una "inmensa deuda de gratitud".
Irene Duva

2 comentarios:

  1. Bienvenidos a Por la boca mueren las noticias. Siempre sin ánimo de ofender, aceptamos comentarios y sugerencias...que lo disfrutéis.

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  2. Quien no debe ser nombrada, desgraciadamente para todos los madrileños, no es una persona normal. Es la presidenta de nuestra comunidad y, como tal, no debe ser tratada como el resto. De ahí que, debido a su posición social, reciba muestras de alegría por su enfermedad. Pero eso, en el fondo es solo culpa suya. Si se centrara en ser buena persona y mejor política no tendría enemigos y, por tanto, nadie que se alegrara de su enfermedad.Y si la sanidad en este país da asco es por culpa de, entre otros, esta señora que no debe ser mencionada.
    ¡Dale duro nena!

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